Autor: Rolando Ríos Castellanos
Sin comentarios.
Nombre:
04/05/2010
Para que una obra sea arte, necesita obligatoriamente del "Ritmo". Este es un excelente ejemplo. La misma flor por su condición de ser vivo natural ya tiene su ritmo propio en sus formas y colores. El buen fotógrafo sabe descubrirlos y los resalta. El ritmo no solo se observa sino que hasta se puede escuchar, como una obra musical, donde participan varios instrumentos y hasta cantantes. No solo por el movimiento en el espacio de las formas, la luz o el color es que se da el ritmo. Deben además moverse bien o "saber bailar o cantar". El elemento rojizo, "personaje principal", ubicado en "sección áurea", es el tenor, o la soprano, alrededor del cual cantan y danzan las formas crespas. Si bien predomina el matiz amarillo, hay mucha variedad de matices verdosos amarillentos, naranjas y rojizos. Hay también variedad de tonos (luz) , desde el negro hasta amarillos muy claros cercanos al blanco, pasando por amarillos agrisados. Esto le da a la fotografía mucha tridimensionalidad. No es nada plana. La forma se quiere salir del plano base hacia el observador. Se necesitan 3 elementos relacionados, mínimo, para que haya ritmo. Los dos puntos de máxima oscuridad en ambos extremos laterales de la foto, se suman en trío con el punto principal en la sección de oro. a manera de coro de fondo. En algo aparentemente simple como una flor amarilla se puede descubrir una gran complejidad y riqueza visual.
Nombre: Roberto Pacheco Vargas
28/10/2009
Muy buen uso de la monocromía
Nombre: Juan Gabriel Monge Ulate
21/10/2009
O.o Que buena foto!
Nombre: Gustavo Valle Jiménez
20/10/2009
Que color!! La primera vez que la vi había jurado que vi un dedo en el centro de la flor... jaja. ME impresionó mucho porque hasta sangre vi. Cada uno ve lo que quiere ¿cierto?
Nombre: Daniel Monge Sancho
20/10/2009
las luces altas hacen la diferencia bello mundo monocromatico más un color